Patones de Arriba es un municipio de Madrid, situado al nordeste de la provincia y a 60 kilómetros de la capital.
Es, sin lugar a dudas, uno de los pueblos más bonitos de Madrid y según la tradición, estuvo ocupado por un grupo de godos que huyendo de los sarracenos, se refugiaron en la espesura del monte madrileño instaurando una especie de reino al que dieron por nombre el apellido de unos de sus primeros moradores: la familia Patón. Desde entonces, la aldea contó con su propio rey, cuyo título hereditario, se mantuvo hasta el siglo XVIII.
Aislado del tiempo y de la historia, Patones ha conservado todo su encanto cultural y arquitectónico.
Por las particularidades de sus construcciones, se enmarca dentro de lo que se conoce como pueblos negros, que se extienden por Guadalajara, y se definen por el empleo de la piedra pizarra en la arquitectura de sus viviendas.
Sus casas de pizarra conservan todo el encanto de una aldea medieval.
En mitad de la plaza que se sitúa a la entrada del pueblo, se levanta la iglesia de San José, construida en el siglo XVII.
A varios kilómetros de Patones se encuentra la Cueva del Reguerillo, una de las más importantes de la Comunidad de Madrid, en cuanto a interés arqueológico y espeleológico.
Desgraciadamente, se encuentra cerrada al público tras haber sufrido un uso vejatorio por parte de numerosos visitantes, que realizaban grafitis, arrojaban basura y dañaban partes de la roca salvajemente.
También a unos pocos kilómetros de Patones, en este mismo paraje que se conoce como la Dehesa de la Oliva, se encuentran los restos de la ermita de la Virgen de Oliva, construida entre los siglos XII y XIII en estilo románico-mudéjar.